Uno de los proveedores de automoción que más peso ha ganado en los últimos 30 años, Faurecia, calcula que el 15% de los vehículos tendrá un nivel 4 de autonomía (puede funcionar sin conductor en casi todas las situaciones) en 2030. La compañía da por hecho que en ellos se habrán desarrollado la personalización predictiva para la seguridad, la vigilancia activa de la salud y, por descontado, las nuevas generaciones de cámaras y lídares. Este es el camino que transitará la industria del coche autónomo en los próximos diez años.
Los interiores de los turismos serán probablemente similares al que ha desarrolla la propia Faurecia, que Por Sergio Amadoz también es una de las compañías más importantes del mundo en la creación de asientos y habitáculos. La empresa francesa imagina una movilidad en la que muchas veces el viaje será más una experiencia que un desplazamiento. Es la parte más idílica del escenario próximo del vehículo automatizado: coches como habitaciones de hoteles, capaces de recrear el ambiente de un mar en calma o de un spa y de leer las emociones de los ocupantes, así como de monitorizar su ritmo cardiaco, su respiración y su temperatura.
En el habitáculo del futuro —la compañía, que trabaja con Accenture, lo ha bautizado así, sencillamente: Cockpit of the Future— el volante se retrae y los asientos se reclinan, se levantan o se giran de manera individual, para lo cual los cinturones de seguridad y los airbags están integrados en cada butaca. Actúan en función de su posición y de las personas que las ocupan.
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