¿Alguna vez has notado cómo dos niños de la misma familia pueden ser drásticamente diferentes? Un niño puede ser un niño feliz y tranquilo que está ansioso por complacer, mientras que el otro puede ser irritable, desafiante y llamativo.
Claramente, las diferencias de comportamiento no siempre provienen del medio ambiente. Cada niño nace con un temperamento único. Como padre, es importante adaptar sus estrategias de disciplina a las necesidades individuales de su hijo.
Rasgos que componen el temperamento
La personalidad de un niño difiere de su temperamento. La personalidad se refiere a atributos como la inteligencia y las habilidades, mientras que el temperamento solo se refiere a los rasgos innatos.
Los investigadores han descubierto que el temperamento de un niño se compone de nueve rasgos:
- Nivel de actividad. ¿Su hijo tiende a ser muy activo, moderadamente activo o inactivo en comparación con otros niños de su edad?
- Regularidad. ¿Su hijo parece tener una tendencia natural a tener una rutina? ¿Quiere su hijo comer y dormir a la misma hora todos los días?
- Aproximación o retirada. ¿Le gusta a su hijo probar cosas nuevas y conocer gente nueva? ¿O prefieren observar a los demás y quedarse atrás cuando se les presentan situaciones nuevas?
- Adaptabilidad. ¿Con qué rapidez se adapta su hijo a los cambios? ¿Se adaptan rápidamente o se enojan si cambian su horario?
- Intensidad de la reacción. ¿Qué grado de reacción emocional muestra su hijo cuando experimenta situaciones positivas y negativas?
- Umbral de capacidad de respuesta. ¿Cómo reacciona su hijo a la estimulación sensorial como sabores, texturas, olores y sonidos?
- Distractibilidad. ¿Puede su hijo concentrarse en una tarea o se distrae fácilmente con los ruidos o la actividad que ocurre a su alrededor?
- Capacidad de atención y persistencia. ¿Su hijo puede trabajar en una tarea hasta que se completa o tiende a darse por vencido o perder el interés antes de que se termine? ¿Cómo manejan la transición de una actividad a la siguiente?
- Calidad del estado de ánimo. ¿Su hijo parece estar de buen humor la mayor parte del tiempo, o su estado de ánimo cambia con frecuencia y parece depender de lo que sucede a su alrededor?
Categorías de temperamento
Sobre la base de estos rasgos, los investigadores han desarrollado tres categorías principales de temperamento para los niños.
Tenga en cuenta que los investigadores también notaron que alrededor del 35% de los niños no encajan en ninguna categoría; más bien, son una combinación de más de un temperamento.
- Fácil o Flexible (40%). Los niños que se consideran "tranquilos" tienen los estados de ánimo más estables y una perspectiva positiva de la vida. Son bastante flexibles con los cambios en su rutina y no se ven perturbados por nuevas experiencias. Sus rutinas son bastante predecibles.
- Activo o Difícil (10%). Los niños activos o difíciles a menudo se consideran "de mal humor". Sus rutinas son menos predecibles. No les gustan los cambios en su rutina y pueden tener miedo de conocer gente nueva. Suelen ser muy sensibles a los estímulos, como los ruidos fuertes o determinadas texturas. También exhiben reacciones dramáticas a las cosas que no les gustan.
- Lento para calentar (15%). Los niños que se calientan lentamente son menos activos, pueden ser 'quisquillosos' y tienen más miedo a las personas y situaciones nuevas. Con una exposición gradual, pueden entrar en calor para nuevas cosas si se les da suficiente tiempo para observar y aprender antes de participar.
Encontrar un buen ajuste con la disciplina
Es importante adaptar su estrategia de disciplina al temperamento de su hijo. Por ejemplo, los elogios pueden ser efectivos con un niño que se calienta lentamente porque puede motivarlos a probar nuevas actividades.
Un niño que tarda en calentarse también puede responder bien a un sistema de recompensas que proporciona más motivación y aliento.
Los niños activos o difíciles pueden responder mejor a la ignorancia , el tiempo fuera o la pérdida de un privilegio . Un sistema de economía de fichas también puede ser una buena herramienta de disciplina, ya que fomenta el buen comportamiento mientras mantiene la atención de un niño difícil.
A los niños fáciles o flexibles les va bien con una variedad de estrategias de disciplina. Una combinación de consecuencias positivas y negativas puede ser una herramienta eficaz para el manejo del comportamiento.
Antes de decidir cómo disciplinar a su hijo, considere sus necesidades únicas. Luego, esfuércese por adaptar sus intervenciones a su temperamento individual.
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