La acuafobia, o miedo al agua, es una fobia bastante común Como todas las fobias, su gravedad puede variar drásticamente de una persona a otra. Algunas personas solo temen las aguas profundas o las olas fuertes, mientras que otras temen las piscinas y las bañeras.

Algunos tienen miedo de entrar en el agua, mientras que otros no pueden soportar siquiera mirar una gran masa de agua. Ocasionalmente, la acuafobia es tan generalizada que incluso salpicarse o rociarse con agua puede provocar una reacción fóbica .

Causas

La causa más común de acuafobia es una experiencia negativa previa.   Si ha pasado por una experiencia de casi ahogamiento, un naufragio o incluso una mala lección de natación, es más probable que desarrolle una fobia al agua.

Aprender a nadar es un rito de iniciación para muchos niños y las experiencias atemorizantes son comunes. La forma en que se manejan estas situaciones juega un papel importante a la hora de determinar si se producirá una fobia.

La experiencia negativa no tiene por qué haberte sucedido a ti específicamente. Después del estreno de la película Tiburón en 1975, los informes de fobia al agua, así como a los tiburones, aumentaron drásticamente.

Síntomas

Como todas las fobias específicas, los síntomas de la acuafobia varían entre los pacientes. En general, cuanto más grave sea la fobia, más graves serán los síntomas. Puede temblar, congelarse en el lugar o intentar escapar.

Puede desarrollar ansiedad anticipatoria en los días o semanas anteriores a un próximo encuentro con el agua. Puede negarse a entrar al agua o comenzar a entrar en pánico tan pronto como entre.

Complicaciones

El agua es una parte innata de la vida humana. La natación es una actividad común en los campamentos de verano, en vacaciones y en fiestas o eventos sociales. Evitar el agua por completo puede ser difícil o incómodo.

Si su miedo se extiende a salpicaduras y aerosoles de agua, puede ser aún más limitante para la vida. Las fuentes son un elemento básico en la decoración de parques temáticos, complejos turísticos e incluso centros comerciales locales. Algunas de estas fuentes realizan rutinas de agua elaboradamente coreografiadas, que pueden salpicar a los transeúntes. Las salpicaduras de agua también son un efecto común en las atracciones y juegos de carnaval.

En algunos casos, la acuafobia puede provocar ablutofobia  o miedo a bañarse.

Esta fobia relativamente rara también puede tener un impacto devastador en la autoestima. La cultura moderna pone un gran énfasis en la limpieza y la higiene, y quienes no se bañan o bañan a diario pueden ser despreciados. También existe un riesgo elevado de enfermedades comunes y raras en aquellos que permiten que la suciedad y las bacterias permanezcan en la piel y el cabello.

Tratamiento

Como la mayoría de las fobias específicas, la acuafobia responde bastante bien al tratamiento. La terapia cognitivo-conductual (TCC) es especialmente popular. CBT le mostrará cómo identificar y reemplazar el diálogo interno negativo con mensajes más positivos. También le enseñará cómo lidiar con su miedo .

En el tratamiento de las fobias, suele haber un componente de exposición. Para lograr esto, el terapeuta puede ayudarlo a superar su miedo con pasos graduales . Por ejemplo, es posible que primero se le asigne la tarea de llenar la bañera con unas pocas pulgadas de agua, luego meter la mano y finalmente sentarse en la bañera con agua.

Con el tiempo, una serie de pequeños éxitos aumentarán su confianza, lo que le permitirá agregar gradualmente nuevas actividades relacionadas con el agua. Si su fobia es severa, se pueden usar medicamentos , hipnosis y otras formas de terapia para ayudarlo a controlar su miedo.

El objetivo es que se sienta cómodo con el agua, y no existe un tratamiento de “talla única” que funcione para todos. No obstante, con la ayuda de un terapeuta capacitado , la acuafobia se puede controlar con éxito e incluso superar.